
Hoy Goño ha tenido un día particularmente difícil.
Entre otras cosas, se ha enfadado muchísimo con su abuela porque "ha hecho trampas" jugando a fútbol. (La abuela había lanzado la pelota cuando él no estaba en la portería.) Goño ha montado un pequeño gran drama y ha empezado a llorar, y a hipar, y a gritar:
-¡¡La abuela me ha destruido mi oficio!! [Goño últimamente quería ser futbolista.] ¡Con lo que me había costado marcar esos goles! ¡¡Y ahora ha destruido mi oficio y no podré tener ningún oficio y no trabajaré en nada y no tendré dinero ni podré comprarme cosas!!
Madre y abuela hemos hecho un repaso exhaustivo de otros oficios que podía ejercer, pero él se cerraba en banda.
-¡¡Que no, que no quiero hacer otra cosa!! ¡¡Me ha destrozado mi oficio y ya no podré hacer nada!!
Un buen rato más tarde aún seguía llorando y ha empezado a deslizarse por la resbaladiza senda de la autocompasión.
-¡Voy a sufrir toda mi vida! -ha empezado a decir-. ¡¡Voy a ser el niño más triste del mundo!!
Al final el gran motivo de tristeza del día ha resultado ser la paliza que le ha pegado en el cole un tal Sergio, y la prueba, un chichón de tebeo en la cabeza. Al parecer, no es la primera vez, y lo tiene tan atemorizado que no se atreve ni a ir a fútbol porque allí va el tal Sergio. Desde aquí te lo advertimos, Sergio, ojito con volver a tocar a Goño.
ResponderEliminarUy Sergio, que te la ganas como sigas molestando a mi ídolo literario-infantil.
ResponderEliminar