jueves, 8 de abril de 2010

De amor y muerte


-Mamá, ¿te quedas conmigo un ratito? -dice Goño, como cada noche en cuanto se apaga la luz.
Goño se abraza a su madre intentando coger el sueño. Pero, de pronto, dice:
-Mamá, ¿los chicos tienen que casarse con chicas o también pueden casarse con chicos?
-Mmmh.
-Es que yo quiero casarme con Alejandro D. pero él no quiere casarse conmigo.
-¿Ah, no? Bueno, no te preocupes. Aún faltan muchos años para eso. Seguramente aún no has conocido a la persona con la que te casarás.
-¡Pero es que yo quiero casarme! ¿Puedo casarme contigo?
-No, conmigo, no. Porque yo soy tu mamá.
-¿Y con Lolo (el abuelo)?
-No, con Lolo tampoco. No puedes casarte con nadie de la familia.
-¿Y si no me caso con nadie, qué pasa?
-Nada, fíjate en el tío L., que no se ha casado y está tan contento.
-Mmmh. Ya, ¿y si me caso contigo?
-Que no, que conmigo no puede ser. Además, tú y yo no hace falta que nos casemos. Ya nos queremos mucho y estaremos juntos siempre.
-¿Y cuando tú te mueras? Yo quiero morirme a la vez que tú.
-No, tú tienes que vivir muchos más años que yo.
-¿Por qué?
-Porque así es la vida.
-¿Y cuando yo me muera, te veré?
-Yo creo que sí.
-¿Y si no nos encontramos?
-Entonces quedamos en el punto de encuentro, como en el libro ese que leímos, Regaliz, ¿te acuerdas?
-Sí, pero ¿y si no hay punto de encuentro?
-Yo creo que sí habrá.
-Vale, pero si no, tú me haces un mapa.
-Vale, yo te hago un mapa para que me encuentres.
Pequeño silencio antes de que Goño vuelva a la carga.
-Jo, pero es que yo quiero morirme a la vez que tú.
-Que no, que tú tienes que vivir más que yo.
-Pero mamá, ¿no era que el cuerpo nos desaparece cuando nos morimos?
-Mmh, sí, ¿por?
-Porque entonces no podré coger el mapa. No tendré brazos.
-Bueno, pero lo verás de alguna forma. Con visión como los superhéroes, o algo así.
-Ya, y entonces solo podremos jugar a piedra, papel o tijera o a las adivinanzas. A nada del escondite y eso.
-Claro, como no tenemos cuerpo.
-Bueno, igual también podemos jugar a patinaje sobre hielo, digo, patinaje sobre nubes.
-Sí, será divertido.
-Oye, mamá, y podremos volar, ¿verdad?
-No sé. Ya te dije que nadie sabe muy bien qué pasa cuando te mueres.
-El abuelo I. sí lo sabe.
-Sí, claro.
-¿Tú crees que podremos bajar?
-No sé. Yo creo que igual sí. De alguna forma.
-Yo creo que también.
-Buenas noches, mamá. Que duermas bien.
-Buenas noches, hijo.


Imagen: Seis almohadas, de Durero

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