Deseos de inmortalidad

Goño está en la cama. Durmiendo supuestamente.
Pero no.
De repente, grita:
-¡¡¡Mamáááá!!! Ven.
Cuando su madre llega, Goño le pregunta:
-Mamá, ¿cuando cumples 10 años, te mueres?
Mamá le explica que no. Que normalmente la gente se muere con ochenta años, noventa o por ahí.
-¿Entonces yo cuándo me voy a morir?
-Dentro de unos cien años o así -responde mamá. (Mamá tiene mucha fe en los avances de la ciencia.)
Goño rumia la respuesta.
-¿Y un millón de años? ¿Alguien se ha muerto con un millón de años?
-No.
-¿Y los vampiros? -pregunta Goño espontáneamente.
-Bueno, los vampiros son inmortales. No se mueren.
-Entonces yo quiero ser vampiro.

Números

Goño baja en ascensor con su madre. Van al garaje. Goño se asoma en el espejo del ascensor y dice:
-Mamá, mamá, cuéntame los dientes.
Goño abre la boca y mamá empieza a contar:
-Uno, dos, tres, cuatro...
Así hasta veinte. Y ya han llegado al garaje.
Camino hacia el coche, Goño sentencia:
-Tengo 23 dientes.
-No, hombre, en cualquier caso, tendrás 22 o 24. Tiene que ser un número par. Los números pares son 2, 4, 6, 8... -empieza a explicar mamá.
Goño llega al coche en silencio, rumiando la información. Mientras mamá le pone el cinturón, Goño suspira y dice:
-¿Ves, mamá? Los números aparecen en nuestra vida.
Sí, los números aparecen en nuestra vida.

Monjas

Camino al colegio, vemos un grupito angelical de monjas con tocas blancas.
-Mira las monjitas -dice mamá.
-Sí -dice Goño.
-Te acuerdas de lo que son las monjas, ¿verdad?
-Sííí -dice Goño casi ofendido-. Las que dan pellizcos.